Querida Anne,

Hoy te escribo con noticias que no son alegres, pero sí necesarias.

El bar donde solía tocar cerró sus puertas. Fue repentino, como una melodía que se detiene a mitad de una nota. Al principio, me sentí perdido sin ese escenario, pero como bien sabes, la vida rara vez se detiene por nuestros lamentos.

Un amigo que conocí en ese mismo bar me ayudó a encontrar otro camino, aunque no sea de melodías. Ahora trabajo en una fábrica de zapatos. El trabajo es duro, Anne, y la paga no es mucha, pero me alcanza para pagar la renta y mantenerme de pie en este mundo extraño. No es el destino que imaginé al emprender este viaje, pero es solo una pausa en el camino, un tramo necesario mientras busco algo mejor.

Lo que más me ha impactado no es la fatiga en mis manos ni las horas interminables, sino ver cuántas personas viven solo del trabajo duro y sus plegarias. Algunos nunca han conocido el descanso de una oportunidad verdadera. Me ha abierto los ojos de una manera que ninguna canción podría haber logrado.

Por favor, no te preocupes por mí. No necesito ningún hechizo para cambiar las cosas. Estoy bien. Este momento, aunque difícil, me está enseñando más de lo que cualquier éxito fácil podría. Además, he conocido a personas maravillosas, con historias que merecen ser contadas, y quizás algún día, cantadas.

Con afecto,
Renny

Viviendo en una plegaria