Carta 4
Anne...
Tengo varios días Querida deleitándome con las obras de una destacable mujer que dejo este mundo hace mucho tiempo, pero, sin duda alguna, lo marco para siempre. Esta autora tiene una de esas grandes historias que, con todo en contra, superó la adversidad transformando en magia el dolor y la desesperanza.
Es tanta la dignidad que llenaba su alma que no dudaría en hacer una venia en su presencia, la belleza de un imponente crepúsculo le queda pequeña a la de su ser.
Con Cariño,
Renny.
UN HIMNO AL CREPÚSCULO
Tan pronto como el sol abandonó el este central
el trueno repicó y sacudió la llanura celestial;
¡Esplendor majestuoso! desde el ala del céfiro,
exhala el perfume de la primavera en flor.
Suave murmullo de los arroyos, las aves renuevan sus notas,
y a través del aire su música flota mezclada.
¡A través de todos los cielos qué tintes tan bellos se extienden!
Pero las glorias al oeste, el rojo en lo más profundo:
Así que muchos de nuestros pechos con cada resplandor virtud,
¡los templos de vida de nuestro Dios en la tierra!
Lleno de la gloria de aquel que da la luz,
y corre el azabache las cortinas de la noche,
que le permiten dormitar plácido, calmo, de su mente cansada,
en la mañana despierta más placentero, más compuesto;
así serán las labores del día que comienza
más puro, más reservado de los lazos del pecado.
Cetro de plomo de una noche que sella mis ojos soñolientos,
entonces cesa, mi canción, hasta que justo se hubiere erguido la Aurora.
Autora: Phillis Wheatley.